Primer pie en Tailandia en la amable Nan

Una vez finalizada la aventurilla en elefante, llego el momento de despedirnos de Laos para dirigirnos a Tailandia.

Gracias a Monica, la duenha del alojamiento en Hongsa, supimos que la frontera mas cercana habia sido abierta recientemente a extranjeros. Alla nos fuimos en transporte publico, una imagen vale mas que mil palabras:



La banda guerrera es para parar un poco el barro que salta de la carretera... La senhora que esta a mi lado es "mi laosiana preferida", una mujer encantadora con la que coincidimos en otra fragoneta de estas al subir a Hongsa. El resto de compis son una mama Hmong con sus peques y otros cuantos camino del mercado fronterizo (mercancias incluidas, claro). Un viaje movidito pero divertido.

La frontera nos encanto, porque estaba llena de agricultores y comerciantes con rasgos etnicos de lo mas variado, y porque al no ser apenas turistica nos trataron fenomenal.

Una vez con el pie en Tailandia... uaaaau!! Carreteras asfaltadas, furgoneta con un asiento para cada uno y aire acondicionado, que cambio tan radical! Asi de comodos llegamos a Nan, la capital de la provincia del norte con el mismo nombre.

Descumbrimos, una ciudad tranquila, sin pretensiones, sin turistas, con el encanto de lo cotidiano. Que buenisima primera impresion de Tailandia!

Tenia un mercado muy animado con infinidad de comida para llevar, un pelotazo de olores nuevos!



Tambien muchos templos tranquilos,



uno de ellos habitado por Super Monjardinero!



Y unos cuantos locales con encanto.



La comida, estupenda tambien. Probamos el pad thai (plato tipiquisimo en Tailandia) de esta senhora tan maja, y muy rico!



Para acabar de conquistarnos, Nan nos mostro una de sus mas vistosas tradiciones sin nosotros buscarla, mientras cenabamos en la orilla del rio: el remo!

Un hombrecillo llego con esta cabeza llena de flores (aqui a todo le dan un significado mistico...) y completo el dragon.



Todos los remeros dispuestos...



y a remar!